Las autoras hablan de las diferentes instancias de evaluación en las instituciones escolares. Consideran la misma como un procesos y práctica que ocurre cotidianamente en las en las escuelas y que involucran a todos sus miembros. La práctica educativa ha estado restringida al ámbito del aula, al comportamiento de los alumnos, especialmente relacionada con “acreditación” de sus aprendizajes. Esto ha llevado a que se identifique con cuestiones tales como: el señalamiento del error, la sanción y, en algunos casos, quedó equiparada a situaciones que generan temor, miedo y muchas veces rechazo.
En el desarrollo de la gestión, y en los procesos de planificación y desarrollo de proyectos, la evaluación como proceso de indagación y análisis de la práctica es indispensable. La evaluación forma parte integral del Proyecto, ya sea en su momento inicial o diagnóstico, como en su desarrollo y su finalización. De esta manera se considera la evaluación como un proceso continuo que implica a la institución en su conjunto y que desarrolla a lo largo de la vida institucional.
Ellas consideran que la evaluación institucional permite comprende y conoce una realidad para tomar decisiones tendientes a instrumentar estrategias de acción para el mejoramiento de la calidad educativa. La evaluación, a diferencia de otros procesos de recolección y análisis de información, incluye dos aspectos que es necesario tener en cuenta la valoración y tomas de decisiones, son dos prácticas inherentes a la evaluación. Estos procesos no siempre ocurren de manera explícita y no siempre la toma de decisiones implica generar prácticas para revertir las situaciones no deseadas.
En el marco de la gestión institucional, se transforma en una práctica intrínseca al desarrollo e implementación del PEI. Si el PEI expresa los principios y objetivos institucionales, la valoración de sus prácticas se realizará en función de ellos. Luego, las decisiones deberían tender a elaborar e instrumentar estrategias que permitan acercarse a los objetivos institucionales.
Las autoras citan a Cook y Reichardt (1995), quienes sostienen que la elección de un método de evaluación depende, de la situación que se desee abordar, de este modo más que optar entre métodos, habría que considerar qué se desea evaluar, qué tipo de información es necesario recolectar, y por último, qué método permite cumplir con los objetivos de la evaluación de manera más eficaz. Se trata de emplear los métodos que resulten más adecuados a las necesidades evaluativas.
Además organizar, sistematizar y valorar lo realizado, esta evaluación debería permitir planificar y proyectar las acciones a futuro:
- Definir los objetivos de la evaluación.
- Delimitar la filosofía de la evaluación.
- Seleccionar y elaborar aspectos a evaluar.
- Elaborar los indicadores.
- Construir instrumentos.
- Definir fuentes de información.
- Establecer responsables.
- Distribuir recursos.
- Organizar y distribuir tiempos.
Cap 7 de Rossi, M. y Grinberg, S. (1999). El proyecto educativo institucional: Acuerdos para hacer escuela. Buenos Aires: Magisterio del Río de la Plata.
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