viernes, 4 de abril de 2014

Trayectorias como desafío institucional

Con frecuencia las prácticas docentes suelen están vinculadas al fracaso escolar, pensamos en objetivos específicos que no podemos alcanzar, en logros que no se reflejan en las evaluaciones de nuestros alumnos[1]. Es un llamado de atención, una oportunidad para poner en crisis aquellas cosas que creemos pedagógicamente correctas.  La idea es no centrar la responsabilidad en los estudiantes. Como plantea Santos Guerra (1998) al observar el fracaso escolar se evita reflexionar sobre nuestro saber, nuestras estrategias y finalmente aquellas responsabilidades que nos son indelegables.

La propuesta es volver sobre el quehacer a partir del esquema que se plantea:
 


       
El desafío es trabajar sobre dos nuevas categorías: el aprendizaje ubicuo y las trayectorias educativas. El conocimiento está en  relación directa con la información, aquellos datos que se consideran necesarios para alcanzar un saber propio de la ciencia (desde lo epistemológico) y con las herramientas que pongamos en juego para posibilitar el conocimiento en un proceso complejo y particular.
Allí es donde la trayectoria del alumno se convierten en un gran desafío, el de conocer la capacidad operativa (memoria operativa),  el razonamiento, las posibilidades y los intereses de cada uno en particular. Lo heterogéneo del grupo se equipara a partir de un rango de posibilidades intelectuales y sociales propio de la edad y de su recorrido dentro del sistema educativo.  Como ya hemos reflexionado para un grupo heterogéneo no puedo pensar estrategias homogéneas, la propuesta es flexibilizar nuestras prácticas. Buscamos pensar una didáctica que flexibilice el aprendizaje ofreciendo diferentes herramientas (incluyendo las TICs) a partir de las competencias adquiridas por los estudiantes. La evaluación debe ser planificada a partir de la propuesta bimodal y estará en función de medir no solo el conocimiento sino lo operativo de la herramienta.
Todo un desafío, no solo para el docente sino para la institución. José Antonio Mora (1998) al trabajar sobre la Tutoría en las instituciones educativas lo plantea proponiendo alcanzar acuerdos entre los actores institucionales tendientes a evitar el fracaso y favorecer la autoestima de los alumnos.
Surgen muchas preguntas, ¿cuáles se formulan ustedes?





[1] Alumno en sentido tradicional, no como aquel que hay que iluminar (S. XVIII)

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