Entre las variadas lecturas de autores relacionados con
la temática sobre nuevas tecnologías en las Instituciones escolares brindadas
en el Postítulo de Actualización Académica en Educación y Nuevas Tecnologías,
he elegido a Gairín Sallán quien nos describe las organizaciones escolares en
un contexto de actuación: las escuelas no solo enseñan, también aprenden.
La institución escolar también es capaz de aprender y
avanzar como organización.
"Las organizaciones se convierten en aulas
gigantescas en las que todo habla, en las que todo enseña".
Miguel
Ángel Santos (1995)
Para Gairín, los pilares en los que se apoya una
organización que educa son:
- · La racionalidad: disposición lógica de los elementos, dinámica organizativa de acuerdo a los logros que se pretenden. Ha de someterse también al principio de justicia, coherencia, ética en las prácticas que se desarrolla.
- · La flexibilidad: capacidad de adecuarse a las exigencias de la práctica y a los cambios que se producen en la sociedad.
"La flexibilidad de la
organización requiere unos procesos de sensibilización a la necesidad del
cambio, unas estructuras capaces de cambiar con autonomía y agilidad y unas
personas con actitudes abiertas para impulsar y llevar a cabo las
adaptaciones"(Santos, 1995)
- · La permeabilidad o apertura al entorno próximo y mediato. La escuela rompe su clausura, se proyecta.
- · La colegialidad: frente a la fragmentación de los espacios y al individualismo en el uso de estructuras.
Estos pilares en la configuración de las organizaciones
educativas permiten el desarrollo de una mayor autonomía organizativa y el
intercambio de experiencias, proporcionan facilitadores externos que pueden
posibilitar un cambio del discurso y de la práctica y ayudan a promover la
reflexión y la colegialidad en los centros. Los diferentes integrantes de la escuela toman así
conciencia del compromiso de su misión y crean espacios adecuados tanto para el
desarrollo personal como para el aprendizaje del saber. Los diferentes usuarios
revisan, a través del estudio, reflexión y análisis crítico, lo que está
aconteciendo en el interior de la institución. La organización educa ya que
desarrolla la capacidad de los diferentes miembros de la organización en el
proceso colectivo de toma de decisiones.
El autor sostiene que
hablamos de la organización que aprende cuando referenciamos un tipo de
organización capaz de aprender de sus errores y de configurarse de manera
distinta a como es en un momento determinado. Una organización inteligente
tiene la capacidad de transformarse permanentemente. La perspectiva tradicional aplicada a la gestión y a la organización
solo piensa en el control como un instrumento de regulación que permite
estandarizar y prevenir o corregir el error de acuerdo a los objetivos
preestablecidos. La perspectiva del
aprendizaje institucional, por el contrario, reconoce y corrige el error
como desvío de los objetivos pero también flexibiliza la organización
facilitando el aprendizaje de nuevos procedimientos y de nuevas respuestas
frente a los nuevos desafíos.
Si consideramos a
la organización que aprende como aquella que facilita el aprendizaje de todos
sus miembros y continuamente se transforma a sí misma, estamos resaltando el valor
del aprendizaje como la base fundamental de la organización. El desarrollo de
la organización se basa en el desarrollo de las personas y en su capacidad para
incorporar nuevas formas de hacer a la institución en la que trabajan. Nos
acercamos así a la perspectiva básica de la Calidad Total: abarca a todos y a
todas las facetas de la organización. Como expresa Stahl, se precisa tener visión de futuro para producir estos cambios
radicales.
En la organización que aprende se produce un aprendizaje
relevante: los procesos de innovación y cambio fomentan la transformación de la
organización y generan respuestas creativas a los factores cambiantes del
entorno. La apertura a nuevas aportaciones y la forma en que se producen,
contribuyen a cambiar estrategias y modos de trabajo, fomentando una nueva
cultura. El aprendizaje es continuo, no segmentado, vinculado al contexto. Lo
esencial no será el aprendizaje individual sino el aprendizaje de la
organización.
Los cambios de concepciones, conocimientos y destrezas
deben acompañarse de actitudes abiertas a la innovación.
Como conclusión, el autor nos permite reflexionar sobre
nuestras propias prácticas docentes. Desde el título de su obra "La
organización escolar: contexto y texto de actuación" nos deja en claro que
debemos "actuar", movilizarnos. Los docentes debemos ser verdaderos
actores en una organización escolar que aprende, sentirnos capaces de subir al
escenario con otros y disfrutar del aprender día a día.
Para seguir leyendo:
Gairín Sallán, Joaquín, 1999, "La organización escolar: contexto y texto
de actuación". Madrid, Ed. La Muralla (Cap. 9)
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